Aporofobia el rechazo al pobre

Aporofobia el rechazo al pobre

abril 25, 2023 1 Por Julian Ballen
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Entendiendo la pobreza como un fenómeno mundial en el que para el 2005 865 millones de todo el mundo (el 13% de la población) vivían con menos de 99 centavos de dólar al día, algo así como $2.300 pesos colombianos. Cifras que al día de hoy según Naciones Unidas A nivel mundial, en 109 países con una población de 5.900 millones de personas: 1.300 millones de personas sufren la pobreza en múltiples dimensiones. Aproximadamente la mitad (644 millones) son menores de 18 años. Casi el 85 % vive en el África subsahariana (556 millones) y Asia meridional (532 millones)[1] Que para nuestro país en 2021, según cifras del DANE[2] en el total nacional la pobreza monetaria fue 39,3% y la pobreza monetaria extrema fue 12,2%, así es casi la mitad de la población del país.

La pobreza es un fenómeno social complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque es un tema amplio y multifacético, es importante entenderlo para poder abordarlo de manera efectiva. En este artículo, exploraremos las causas de la pobreza, su impacto en las personas y las comunidades, y algunas posibles soluciones.

La pobreza tiene múltiples causas interconectadas que varían según el contexto y la región. Algunas de las causas principales de la pobreza incluyen:

Falta de acceso a educación de calidad: La falta de acceso a una educación de calidad puede limitar las oportunidades de empleo y perpetuar la pobreza a lo largo de las generaciones.

Desempleo y bajos salarios: El desempleo o empleo mal remunerado pueden hacer que las personas no puedan cubrir sus necesidades básicas y caer en la pobreza.

Discriminación y desigualdad: La discriminación basada en la raza, género, religión, orientación sexual u otras características puede limitar las oportunidades de empleo y acceso a servicios, lo que resulta en la pobreza.

Falta de acceso a servicios básicos: La falta de acceso a servicios básicos como agua potable, saneamiento, atención médica y vivienda adecuada puede perpetuar la pobreza y limitar las oportunidades de desarrollo económico.

Conflictos y desplazamiento: Los conflictos armados, la violencia y el desplazamiento forzado pueden dejar a las personas en situación de pobreza, sin acceso a recursos y servicios básicos.

Ciclos de pobreza intergeneracional: La pobreza a menudo se transmite de una generación a otra debido a la falta de acceso a oportunidades educativas y económicas, lo que crea ciclos de pobreza persistentes.

La pobreza tiene un impacto significativo en la vida de las personas y las comunidades. Algunos de los principales impactos de la pobreza son:

Privación de necesidades básicas: La falta de acceso a alimentos, agua potable, vivienda adecuada y atención médica puede tener efectos perjudiciales en la salud y el bienestar de las personas en situación de pobreza.

Limitación de oportunidades de empleo: La falta de oportunidades de empleo decente y bien remunerado puede perpetuar la pobreza y limitar las posibilidades de desarrollo económico.

Desigualdad y exclusión social: La pobreza puede llevar a la exclusión social, la discriminación y la marginación, lo que afecta la dignidad y el sentido de pertenencia de las personas en situación de pobreza.

Barreras educativas: La falta de acceso a una educación de calidad puede limitar las oportunidades de desarrollo y perpetuar la pobreza a lo largo de las generaciones.

Problemas de salud: La pobreza está asociada con problemas de salud, como desnutrición, falta de acceso a atención médica y condiciones de vida insalubres, lo que puede tener un impacto negativo en la salud física y mental.

Impacto en el desarrollo económico y social

Surge el interés en la obra de Adela Cortina titulada “Aporofobia, rechazo al pobre” la cual expresa, entre muchas otras cosas, una suerte de justificación que creen tener aquellas personas que cometen acciones de rechazo, violencia y actos de intolerancia hacia determinados grupos sociales desde una condición de bienestar, alegando en su discurso una intencionalidad o culpabilidad al sujeto que sufre las consecuencias de dichos actos, lo cual adquiere especial relevancia en el territorio quindiano puesto que, en observaciones realizadas en diferentes espacios de cotidianidad se logra identificar, sin llegar a hacer una medición estadística, rechazo significativo a aquellas personas que pareciere carecen de recursos económicos o condiciones de bienestar mínimas para la media social. A esto, aunado el fenómeno de la migración por parte del país hermano – Venezuela –, quienes sufren una suerte de desventuras económicas, sociales y culturales, donde la intolerancia por parte de los nacionales es el común denominador. De manera contraria, con visitantes norteamericanos o europeos, se evidencia en dichas observaciones un trato mucho más cordial e incluso con tintes de servilismo.

            Se proponen algunas alternativas de acción frente a esta situación, una mirada desde la obra de Cortina con la oportunidad de visibilizar esta dialéctica del entendimiento del pobre que incluso nosotros y tal vez el lector/oyente pueden estar cometiendo de manera inconsciente, afianzar un concepto para su reconocimiento y propender desde un postulado ético como abarcarlo.

            Por su parte Banerjee y Duflo en su obra Repensar la Pobreza encuentran sistemáticamente la concepción de una solución paulatina al fenómeno, desde estrategias en salud, la disposición institucional de asegurar el aprovechamiento de tecnologías, formas estandarizadas de prevención  de aplicación sencilla, fortalecimiento del pensamiento en el entendimiento del sistema que circunda la sociedad, nuevos modelos educativos, entre otros.

  1. La pobreza

Según las diferentes apuestas para dar solución a fenómeno de la pobreza, que tienen un valor económico, filosófico y social, pues son el resultado de intervenciones en la practica real de la vida cotidiana en sinergia con modelos teóricos que pudieran funcionar como medios para comprender estos hechos y mejorarlos. Todas las opciones parecen mirar hacia un primer punto; la comprensión conceptual de pobreza y de quien padece el fenómeno mencionado, el pobre. Pues solo desde una mirada consciente de la realidad social y el discernimiento de que incluso rechazamos inconscientemente a quien padece esta injusticia sistémica, es posible iniciar a pensar estrategias que realmente sean efectivas para construir una sociedad más equitativa con la ayuda de todos.

Vamos entonces a una definición conceptual de aquellos temas que nos interesan para este estudio; Según (Stezano, 2021),

La pobreza alude a niveles de vida. Esto es: ¿cuántas personas no pueden satisfacer ciertas necesidades predeterminadas de consumo y acceso amplio a bienes públicos (servicios de salud, educación, vivienda)? (Ravallion, 2003). La noción de pobreza define una situación de privación que lleva a los individuos pobres a vivir fuera de los estándares socialmente establecidos. La pobreza es exclusión derivada de la falta de los recursos requeridos para acceder a las condiciones materiales de existencia de una sociedad según su configuración histórica. Lo que se considera necesario es, a la vez, el núcleo de privación de cuya satisfacción depende la subsistencia y el conjunto de necesidades que aluden a la dignidad e igualdad del ser humano dotado de capacidades para integrarse a la sociedad (Dirección Provincial de Estadística de la provincia de Buenos Aires, 2010).

            Es una exclusión de la sociedad hacia el individuo pobre, quien no posee las condiciones mínimas para una subsistencia digna que permitan las capacidades para integrarse a la sociedad, constituyendo casi como un agujero en espiral, donde las mismas condiciones de las que se busca salir terminan profundizando más al sujeto en un impedimento de construcción social.

En este orden de ideas el concepto de pobreza en su construcción histórica ha oscilado en tres vertientes:

  • Subsistencia: Previo a los años 30 se entendía esta noción que está relacionada con la obtención de los recursos mínimos necesarios para la supervivencia física considerando una situación de pobreza en todo aquel que no posea como mínimo la forma de mantenerse vivo.
  • Noción de necesidades básicas: Se refiere a una extensión del concepto de subsistencia, pero no se limita solamente a la acción mínima supervivencia, por el contrario, avanza a dar miras a las necesidades sociales de cada ser humano i) requerimientos mínimos en función del consumo privado, y ii) servicios comunitarios esenciales tales como agua potable, saneamiento, transporte público, salud, educación e infraestructura y cultura (Stezano, 2021, pág. 15)
  • Privación relativa: Finalmente, en la última parte del siglo XX, las ciencias sociales generan una nueva formulación del significado de pobreza. Se estima relativa debido a la privación de los recursos y a las condiciones materiales atendiendo a la dinámica social moderna, entendiendo que las necesidades de vida son fluctuantes, no fijas, se adaptan conforme a los procesos de transformación de la sociedad. [3]

            Del mismo modo, se emplean cuatro visiones entorno a los debates de la pobreza:

  • Pobreza como necesidad.
  • Pobreza como estándar de vida.
  • Pobreza como insuficiencia de recursos
  • Pobreza como violación y falta sistemática del ejercicio pleno de los derechos económicos, sociales y culturales.

El entendimiento del fenómeno de la pobreza presente algunas consideraciones prácticas puntuales para (Duflo & Banerjee, 2015) que de su es análisis es preciso mencionar que un pequeño cambio en la vida de los pobres puede tener un impacto enorme, estos cambios han de ser sistémicos, minuciosos y observados cuidadosamente como dan solución a situaciones específicas. De su texto cabe mencionar algunas miradas hacia el entendimiento de la pobreza, como sus causantes. La falta de micronutrientes en embarazadas e infantes, la escases alimentaria un problema fundamental en el correcto desarrollo cognitivo y social de los individuos.

La falta de salud desde una primera mirada a la ausencia de enfermedades que corroen la población como la malaria entre otras, dichas enfermedades eliminan la posibilidad de manera directa en pensar en otros ejercicios de vida que no sean de manera inmediata salir de dicho aquejamiento, a lo cual se debe destinar el tiempo y los pocos recursos que se tienen disponibles.

Las tres I: ignorancia, ideología e inercia, Miranda Fricker en su libro Injusticia Epistémica explora dos tipos de injusticias  específicamente  epistémicas:  la  testimonial  y  la  hermenéutica.  Mientras que la primera se produce cuando los prejuicios llevan a un oyente a disminuir la credibilidad de los juicios de un emisor,  no  en  un  instante  de  exclusión  accidental  sino  de  forma  estructural-sistemática, la segunda se corresponde con una fase anterior en la que una falta en los recursos de interpretación colectivos dificulta a un sujeto la comprensión de sus propias experiencias pp 17-18 (Fricker, 2017). Así pues se hace incomprensible ara quien padece la situación que nos convoca en este texto, la de pobreza, reconocer que se halla en tal menester y que requiere una acción sistemática de si y de la construcción social e institucional que circunda para salir de la denominación de pobre.

Las “prestaciones invisibles”, como el agua entubada y la vacunación, son beneficios automáticos en los países ricos, pero inexistentes para los pobres.

La construcción de escuelas no es suficiente para educar a los pobres. Los maestros faltantes y poco calificados, así como los padres que sacan a los hijos de la escuela para que trabajen y puedan complementar los ingresos de la familia, menoscaban las enormes inversiones en fondos de ayuda para proporcionar educación gratuita o de bajo costo.

La constante presión de la pobreza eleva en las personas los niveles de cortisona, una hormona que disminuye su capacidad para tomar decisiones adecuadas. “Dado que el crecimiento económico requiere mano de obra y capacidad mental, parece … que, siempre que hay una chispa, es más probable entusiasmarse si los seres humanos están adecuadamente educados, alimentados y saludables” (Duflo & Banerjee, 2015).

  • El pobre

Según el diccionario de la Real Academia Española [4], pobre es aquel que:

  • adj. Necesitado, que no tiene lo necesario para vivir.
  • adj. Escaso, insuficiente,
  • adj. Humilde, de poco valor o entidad.
  • adj. Infeliz, desdichado y triste.
  • adj. Pacífico, quieto y de buen genio e intención.
  • adj, Corto de ánimo y espíritu.
  • M. y f. mendigo

Como podemos observar, si bien la denominación moderna del adjetivo pobre, guarda alguna relación con los significados de pobreza, estas no se corresponden en una relación directamente proporcional pues, al estar referido directamente al sujeto, adquiere sentidos semánticos varios. Es así como podemos inferir que la pobreza resulta como un fenómeno social que es en sí mismo una condición accidentada al sujeto en sí, esto quiere decir, que pobre en sí mismo carece de esencia, pues es necesario aludirlo a un sujeto en el caso de nuestro estudio – humano – para que adquiera la cualidad y sustancia conceptual necesaria para su estudio.

Para el presente análisis es necesario entender el concepto de pobre como la carencia de las condiciones materiales necesarias para una condición de bienestar.

Si aceptamos la siguiente formulación:

  • Sustantivo + Condición = Adjetivo
  • Humano + Pobreza (Carencia) = Pobre

Podemos entender al pobre como el sujeto a quien pertenece – por muy contradictorio que suene – mencionada carencia (pobreza).

Por lo tanto, pobre es aquel sujeto que denota en su subjetividad la carencia propiamente dicha, para lo cual, es ese sujeto, quien en su condición de pobre es invisible a los ojos de la sociedad y adicionalmente, su condición es percibida como un defecto, pero un defecto casi de tipo congénito. Excluyéndolos del sistema político administrativo, de las escalas conceptuales, de la visibilidad económica, de los fenómenos culturales replicables de un pueblo determinado.

  • El rechazo

Se recae socialmente entonces, incluso sin notarlo en un rechazo sistémico al pobre, al humano que presenta una condición de escases que no le permite obtener unas condiciones mínimas de bienestar y dignidad para realizar una intervención significativa en la construcción social, que como ser humano estaría en todo su derecho y deber a realizar. Este fenómeno ha pasado desapercibido históricamente camuflado en otras patologías sociales como la xenofobia o el racismo, que, aun causando un daño gravemente significativo al tejido social, no se corresponden en igualdad con la aporofobia.

Como lo expone (Cortina, Aporofobia, el rechazo al pobre, 2017)

No repugnan los orientales capaces de comprar equipos de fútbol, ni los futbolistas de cualquier etnia o raza, que cobran cantidades millonarias. Ni molestan los gitanos triunfadores en el mundo del flamenco, ni rechazamos a los inversores extranjeros que montan en nuestro país fábricas de automóviles, capaces de generar empleo. Y todo ese largo etcétera de aportaciones extranjeras que aumentan el PIB.

Por el contrario, lo cierto es que las puertas se cierran ante los refugiados políticos, ante los inmigrantes pobres, que no tienen que perder más que sus cadenas, ante los gitanos que venden papelinas en barrios marginales y rebuscan en los contenedores, cuando en realidad en nuestro país son tan autóctonos como los payos, aunque no pertenezcan a la cultura mayoritaria. Las puertas de la conciencia se cierran ante los mendigos sin hogar, condenados mundialmente a la invisibilidad.

Lo complejo de esta situación es que dicho comportamiento se observa en una gran muestra de la población, aunque existen ya muchas personas xenófobas o racistas, lo observable en el hecho social es que la mayoría de las personas demuestran cierto rechazo hacia la pobreza (aporófobos del vocablo griego <áporos>). Lo que sistemáticamente, lleva a una escala de rechazo a aquellas etnias o grupos sociales que no tienen recursos por su propio materialismo histórico y que como no tienen nada para ofrecer, carecen de interés para un mundo mercantilizado.

Este fenómeno se ha de contraponer la construcción de la igualdad de la dignidad humana en la cotidianidad desde la educación y desde las instituciones, que con su construcción conceptual han de tener herramientas de análisis y reflexión sobre los hechos que se constituyan en la realidad. Para iniciar es vital reevaluar los conceptos de valor o evaluativos a los seres humanos, pues no hay nadie en el globo que no tenga <Nada para ofrecer> pues el carecer de ciertas condiciones de bienestar no implica su incapacidad de aportar valor a su entorno inmediato.

Utilizando la cita del texto aporofobia que menciona a Ortega, que lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa. Y esto que es aquello que nos pasa es el desconocimiento del cultivo de la compasión para garantizar esta igualdad en la dignidad humana en vida cotidiana. (Cortina, Aporofobia, el rechazo al pobre, 2017) expresa. “Pero no de cualquier forma de compasión, sino de la que Stefan Zweig describía en el comienzo de su espléndida novela Impaciencia del corazón con las siguientes palabras”:

Existen dos clases de compasión. Una cobarde y sentimental que, en verdad, no es más que la impaciencia del corazón por librarse lo antes posible de la emoción molesta que causa la desgracia ajena, aquella compasión que no es compasión verdadera, sino una forma instintiva de ahuyentar la pena extraña del alma propia. La otra, la única que importa, es la compasión no sentimental pero productiva, la que sabe lo que quiere y está dispuesta a compartir un sufrimiento hasta el límite de sus fuerzas y aún más allá de ese límite.

Reconociendo por medio de la construcción de un concepto un fenómeno social en el que podemos estar actuando y comprendiendo conceptualmente la forma de contrarrestarlo, tenemos las piedras angulares para promover una dignidad igualitaria en nuestros entornos cercanos.

Si entramos entonces en el campo del reconocimiento y entendimiento de lo que nos pasa, asaltan las siguientes preguntas; ¿dónde reside la causa de las fobias, en el que desprecia o en el despreciado? ¿existe odio inherente al desprecio?

La fuente de la que surgen el odio y el desprecio es el que odia, no el despreciado, porque quien lleva incorporada una fobia siempre la justifica culpando al colectivo al que desprecia, lo cual no deja de ser una coartada.[5] Pues despreciar a un grupo poblacional o personas específicas por no tener los mismos privilegios que el sujeto que desprecia tuvo y utilizar aquello para pensarse en superioridad respecto al otro y como si fuera poco fecundar un acto de humillación sobre la dignidad de un ser humano que a priori no te realizó ningún mal, es a mi parecer una conducta que realmente des-dignifica a quien la comete. Porque quien lleva incorporada una fobia siempre la justifica culpando al colectivo al que desprecia, lo cual no deja de ser una coartada.[6]

Dando respuesta al segundo cuestionamiento, en su libro <El discurso del odio defiende André Glucksmann> la convicción de que el odio existe, que es preciso superar el «buenismo» y aceptar la existencia del odio.  Así pues, el reconocimiento conceptual de las emociones y sentimientos que se surten en os hechos aporófobos nos permiten darle una comprensión a las dimensiones y alcance que puede tener este fenómeno social en tu entorno inmediato. Permite identificar el volcamiento de rencor y vacíos propios a aquellos que se encuentran en condiciones de extrema vulnerabilidad.

Así pues, el odio ya reconocido como presente en el actuar humano y en su propia dialéctica nutre los diferentes sistemas de construcción social, llegando en algunos países a constituir incluso los llamos delitos de odio (hate crimes) con la ayuda del Observatorio de Delitos de Odio contra Personas sin Hogar, que lleva el nombre de Hatento que para  (Cortina, Aporofobia, el rechazo al pobre, 2017)

Desde una perspectiva sociológica se pueden entender como «actos de violencia, hostilidad e intimidación, dirigidos hacia personas seleccionadas por su identidad, que es percibida como “diferente” por quienes actúan de esa forma». Según el informe de Hatento, estrechamente ligados a este tipo de delitos se encuentran otros dos tipos de patologías sociales de los que es preciso distinguirlos: los incidentes de odio y el discurso del odio.

Los incidentes de odio se presentan cotidianamente cuando hay comportamientos de desprecio o maltrato hacia grupos poblacionales determinados pero que dichos actos no están tipificados como delitos, lo que no ha de restarle severidad al asunto pues se generan condiciones morales que van mucho más allá del ámbito legal y que se terminan normalizando, afectando la dignidad y la calidad de vida de quienes se encuentran en condiciones diferenciales a quien agrede.

El discurso de odio al igual que la anterior conducta posee la característica de ser antiguo en el comportamiento humano Consiste en cualquier forma de expresión cuya finalidad consista en propagar, incitar, promover o justificar el odio hacia determinados grupos sociales, desde una posición de intolerancia.[7] Que como lo mencionaba en el párrafo anterior se terminan normalizando moralmente conductas de denigración hacia otros, estigmatizándolos y abriendo la puerta a que aquellas personas que se encuentren en condiciones de vulnerabilidad puedan ser tratadas con hostilidad.

Así entonces la delgada línea entre conductas de odio y delitos de odio desaparece cuando el resultado final es la degradación de la dignidad del otro en medio físico o su cognición, generado por pensamientos de superioridad carentes de bases biológicas y lógicas y que terminan desfavoreciendo incluso más la calidad de vida de aquellos que son objeto de dicho rechazo.

¿Pero qué hay de quienes buscan justificar su odio por haber sido injuriados previamente por alguno de un determinado grupo social?

Para ello (Cortina, Aporofobia, el rechazo al pobre, 2017) utiliza la fábula del lobo y el cordero de forma ilustrativa y esclarecedora para promover una comprensión, de que si quien realizó el mal no es directamente el objeto del desprecio, este como tal carece de todo sustento lógico.

—…Y sé que de mí hablaste mal el año pasado.

—¿Cómo pude hacerlo si no había nacido? —dijo el cordero—. Aún mamo de mi madre.

—Si no fuiste tú, sería tu hermano.

—No tengo.

—Pues fue uno de los tuyos:

porque no me dejáis tranquilo,

vosotros, vuestros pastores y vuestros perros.

Me lo han dicho: tengo que vengarme.

Allá arriba, al fondo de los bosques

se lo lleva el lobo, y luego se lo come.

Sin más juicio que ése.

Así pues, se instaura un discurso del odio sobre un individuo que goza de un rasgo que incluye un determinado colectivo que pudo haber causado un daño, más no el individuo. Precisando que el individuo de manera material y conceptual es diferente al colectivo del cual se pretende agrupar y no le corresponde en determinado caso cargar con errores ajenos a sí mismo. Presentándose casos manifiestos de esta conducta en todo el mundo y en épocas variadas, como lo expone (Cortina, Aporofobia, el rechazo al pobre, 2017)

Por desgracia, ejemplos hay en número infinito. El diario El País daba la noticia el 11 de octubre de 2016 de que dos individuos de 29 y 28 años habían intentado quemar a una indigente en Daroca, asaltándola cuando dormía a la intemperie. Fueron los vecinos los que apagaron el fuego con cubos de agua y auxiliaron a la mujer. Y así podríamos multiplicar al infinito expresiones de ese odio frente al desvalido, que no ha causado ningún daño al agresor. Por su parte, un artículo de La Vanguardia de 2015 sobre este asunto recogía tres casos sumamente expresivos. La presidenta de VOX en Cuenca había recibido una paliza por parte de gentes que despreciaban su posición política, gentes incapaces de tolerar una ideología distinta a la suya, hasta el punto de llegar a la violencia física con una persona concreta. En Granada, un hombre sin hogar había sido apaleado por la sencilla «razón» de aporofobia. Y en Almería, un joven gay había sufrido una agresión por una «razón» de homofobia en este caso (28 de agosto de 2015).

Estos actos son cometidos y normalizados en lugares cotidianos en los que transeúntes y viven la normalidad de sus vidas y observan y aprueban de manera inconsciente cada uno de los hechos de intolerancia que presencian.

Los delitos de odio suponen una violación flagrante del principio supremo de la ética moderna, que Kant ofrece en la Formulación del Imperativo Categórico del Fin en sí Mismo: «Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como un fin y nunca solamente como un medio». Frente a este principio, el agresor trata a la víctima como un medio porque no le reconoce igual humanidad, igual dignidad; le trata como un objeto, no como un sujeto que debe ser tenido en cuenta. (Cortina, Aporofobia, el rechazo al pobre, 2017)

  • Denominación de un fenómeno

Adela Cortina en su texto “Aporofobia, rechazo al pobre” inicia con una mirada al reparo del logro de poder incorporar al mundo del diálogo humano la realidad que se percibe a través de la palabra y la escritura, para todo aquello que posea un concepto ya construido o un cuerpo sensible que podamos observar. Pero ¿cómo mencionar las realidades personales y sociales para poder reconocerlas, si no tienen un cuerpo físico? [8]

A aquellas cuestiones que aún carecen de un concepto afianzado en la realidad dialógica de la humanidad se le señala con el dedo para indicarla[9], sin embargo, hay una imposibilidad en este acto con aquellas cuestiones accidentales al sujeto en forma de realidades sociales, como lo son; la justicia, la libertad, la conciencia, el rechazo, las diferentes fobias y todas aquellas cuestiones que carecen de materia por sí mismas. No obstante, existe la posibilidad de dotarlas de nombre y concepto para su entendimiento buscando que, a falta de ello, no actúen con fuerza de ideología y terminen siendo utilizadas como lo exponía Marx por las clases dominantes para perpetuar su dominio en provecho de un vacío dialéctico que permite dar una visión deformada de la realidad a cuestiones específicas de índole político y cultural.

Así pues, fenómenos sociales como la xenofobia o el racismo han requerido históricamente de una denominación conceptual para comprender los actos materiales que hacen parte de nuestra realidad y que por el contrario quedarían invisibilizados. Aunque los conceptos tienen varias vertientes “En todos los casos, quien desprecia asume una actitud de superioridad con respecto al otro, considera que su etnia, raza, tendencia sexual o creencia —sea religiosa o atea— es superior y que, por lo tanto, el rechazo del otro está legitimado.”[10] Un concepto que parece etéreo si se busca sembrar sobre una consistencia biológica o natural.

Con el concepto de xenofobia ya normalizado en la naturalidad del lenguaje podemos realizar análisis a dicho fenómeno; rechazo al extranjero[11], sin embargo, luego de verificar varios hechos históricos y sociales se encuentra una interesante variable. Aquellas personas que gozan de una buena imagen profesional y necesaria en un país visitante o una gran capacidad de recursos financieros para gastar igualmente en un país ajeno al suyo en un momento específico parecen no ser rechazados o repudiados.

  • Medidas a la medida

La ética de la razón cordial como respuesta al rechazo al pobre que Cortina propone pues, una categoría moral: la cordialidad. Con la razón cordial se busca atender a la constitución integral del ser humano, es decir, anclarse a las razones del corazón que van a influir en las decisiones del individuo.

“Reconocimiento de la igual dignidad y compasión son dos claves de una ética de la razón cordial, que resultan innegociables para superar ese mundo de discriminaciones inhumanas” (Cortina, Aporofobia, el rechazo al pobre, 2017, pág. 16), es decir, que el reconocimiento de la igual dignidad se da por medio del reconocimiento en el otro, el otro como igual y como reflejo del observador, y la compasión como reconocimiento del otro, entendiendo al otro como un ser en sí mismo.

Habiendo comprendido al otro como un igual, y reconociendo su valor en si mismo, evocar el deseo de construir a su lado una sociedad de bienestar para todos, desde allí se entra a un segundo momento, en la implementación de acciones sobre especificidades que generan la pobreza.

Las investigaciones de campo de (Duflo & Banerjee, 2015) revelan cinco aspectos críticos para aliviar efectivamente la pobreza, los autores hacen un llamamiento a entender las conductas y los motivos que impulsan a las personas, ricas y pobres por igual, y aplicar ese conocimiento para solucionar el aparentemente abrumador e inextricable problema de la pobreza mundial

  1. “Un simple trozo de información significa una gran diferencia” – La información errónea, la superstición y la ignorancia tienen un precio. La educación de las personas en los conocimientos básicos es crucial.
  2. Los programas exitosos “facilitan hacer lo adecuado tanto como es posible” – Es necesario usar los estímulos y las “opciones predeterminadas” para reducir la tensión que experimentan los pobres todos los días.
  3. Uso de los subsidios y obsequios para llenar las brechas – Si la economía de un producto o servicio paliativo no lo hace accesible para los pobres, el gobierno y las empresas deben ayudar.
  4. “Existe muchísimo campo para mejorar” – Los pobres no están destinados a seguir siendo pobres; es mucho lo que se puede hacer para superar “las tres I: ignorancia, ideología e inercia”.
  5. Desafiar las expectativas – Un pequeño éxito lleva a otro: a medida que la vida de los pobres mejora, sus actitudes y creencias cambian para mejor en un “ciclo virtuoso”.

Así entonces podemos empezar a esclarecer las causas de las fallas en los programas históricamente ejecutados para luchar contra la pobreza, pues se ha entendido a su objeto del padecimiento al humano, como un tercero excluido sobre el cual hay que hacer algo, sin embargo, si se piensa como un ciudadano que tiene las mismas necesidades de cualquier otro ciudadano se vislumbran aquellos puntos críticos sobre los cuales estamos lejos del objetivo.

  • Conclusión

Como primer momento para dar un giro radical en la lucha contra la desigualdad global es necesario construir conceptualmente las realidades de los fenómenos sociales que se adhieren a las poblaciones en mayor medida cada día, comprender la pobreza y el pobre en implicaciones separadas y afianzar la idea de analizar sus necesidades como ciudadanos de nuestra sociedad y no como terceros excluidos. Permitiendo la implementación de estrategias sistémicas, paulatinas y segregadas en la línea de tiempo que mejoren progresivamente la calidad de vida de todas las personas.

La primer herramienta es la ética de la razón cordial propuesta por Cortina como respuesta contra una problemática social vigente, el rechazo al pobre – sujeto socialmente invisibilizado y rechazo a la pobreza – aborrecida tanto o más que un defecto congénito; lo anterior puesto de manifiesto en las relaciones sociales cotidianas de la ciudad de Armenia y el Departamento del Quindío, razón por la cual, la denominación de mencionado fenómeno se torna relevante, puesto que solamente mediante este recurso lingüístico – semántico – conceptual y epistemológico, dicha problemática puede dejar de solaparse y ser visualizada para ser reconocida y no cometerla consciente o inconscientemente por parte de todos los actores sociales.

Y es que como lo menciona (Pachón, 2015) la ética no puede convertirse en un catálogo de principios que luego se materializan en normas de comportamiento. Es necesario retomar la ética en su sentido más originario, como una forma continuada de hacer, de comportarse y de estar en el mundo. Como una manera de ajustar el quicio vital, el eje sobre el que la vida humana debe girar. La racionalidad encuentra los motivos de actuación humanos, digamos las virtudes, pero es necesario todavía un paso más, las virtudes no sólo hay que conocerlas sino también quererlas, apreciarlas como algo valioso, ¿de qué nos sirve conocer, si el corazón se queda atrás?, se preguntaba Gracián. Pues bien, la cordialidad es para Cortina el combustible del vuelo que la ética pretende realizar sobre la naturaleza y la convivencia humana y para ello hay que repensar la pobreza de un nuevo entendimiento.

            Una vez repensada la pobreza y entendida como un fenómeno que unos seres humanos no buscaron y que en su naturaleza pareciera profundizar más a quienes lo padecen en su propio menester, iniciar a efectuar intervenciones sistémicas y minuciosas sobre las causas identificadas en la falla de condiciones de bienestar de nuestros compañeros ciudadanos y de esta forma crear una cultura de crecimiento social que mejores las condiciones de vida de toda la población de acuerdo a sus necesidades específicas pensadas en comunidad.

Es posible lograr avances muy significativos mediante la acumulación de un conjunto de pequeños pasos, cada uno bien pensado, cuidadosamente probado y puesto en práctica de manera juiciosa.

No se trata del deber ayudar al pobre, se trata de comprendernos juntos como una comunidad vida y desear desde el corazón el mayor bienestar para cada uno de nosotros.


Por: Julián Humberto Ballén

Bibliografía

CEPAL. (s.f.). Enfoques, definiciones y estimaciones de pobreza y desigualdad en América Latina y el Caribe.

Cortina, A. (2009). Ética de la razón cordial: educar en la ciudadanía en el siglo XXI. Madrid: Ediciones Nobel.

Cortina, A. (2017). Aporofobia, el rechazo al pobre. Barcelona: Paidós.

DANE. (s.f.). Obtenido de https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/pobreza-y-condiciones-de-vida/pobreza-monetaria

Duflo, E., & Banerjee, A. (2015). Repensar la Pobreza. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial.

Fricker, M. (2017). Injusticia Epistémica. Herder.

ONU, A. d. (s.f.). Obtenido de https://www.undp.org/es/press-releases/el-indice-de-pobreza-revela-profundas-desigualdades-entre-grupos-etnicos

Pachón, J. S. (2015). ADELA CORTINA: EL RETO DE LA ÉTICA CORDIAL. La Rioja: Brocar.

Stezano, F. (2021). Enfoques, definiciones y estimaciones de pobreza y desigualdad en América Latina y el Caribe. Ciudad de Mexico: CEPAL.


[1] https://www.undp.org/es/press-releases/el-indice-de-pobreza-revela-profundas-desigualdades-entre-grupos-etnicos (ONU, s.f.)

[2] https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/pobreza-y-condiciones-de-vida/pobreza-monetaria (DANE, s.f.)

[3] Enfoques, definiciones y estimaciones de pobreza y desigualdad en América Latina y el Caribe –  CEPAL (CEPAL)

[4] https://dle.rae.es/pobre

[5] Aporofobia, Adela Cortina Cap 2 pag 18

[6] Aporofobia, Adela Cortina Cap 2 pag 18

[7] Aporofobia, Adela Cortina Cap 2 pag 19

[8] Aporofobia, Adela Cortina Cap 1 pag 9

[9] García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad

[10] Aporofobia, Adela Cortina Cap 1 pag 10

[11] diccionario.cear-euskadi.org/xenofobia/

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