El enfoque de capacidades
Mirada al postulado de Martha Nussbaum
Julian Humberto Ballén
En la actualidad, diversas formas de opresión afectan a las personas en la sociedad contemporánea, desde la falta de oportunidades económicas y laborales, la discriminación hacia grupos vulnerables como las personas con discapacidad, la xenofobia, aporofobia, racismo, la desigualdad en el acceso a la educación y la salud, así como los prejuicios y estereotipos que limitan la participación plena en la vida cultural. La opresión puede manifestarse a través de barreras estructurales que impiden el desarrollo pleno de las capacidades individuales y colectivas, entendidas como libertades sustanciales que incluyen las oportunidades creadas por la combinación entre las facultades personales y el entorno político, social o económico y que responden a la cuestión sobre que será capaz de hacer o de ser una persona. El entorpecimiento a lo que yo llamaría el verdadero uso de la libertad sustancial se mantiene también en formas de administración pública insuficientes a nivel operativo o discriminatorias que perpetúan desigualdades y limitan el ejercicio de derechos fundamentales.
Aparece entonces la necesidad más que obvia de abordar estas formas de opresión mediante la promoción de la igualdad, el respeto a la diversidad y la eliminación de barreras que obstaculizan el pleno desarrollo y participación de todas las personas en la sociedad mediante la aplicación de sus propias libertades en el aprovechamiento de sus capacidades individuales en sinergia con las oportunidades que les presente su entorno.
El enfoque de las capacidades de Martha Nussbaum, que se alimenta a su vez de otros autores entre ellos el nobel de economía Amartya Sen; propone una teoría como fundamento ético y político que se centra en la idea de que todos los seres humanos deben reconocer y respetar el derecho de los demás a desarrollar sus capacidades para vivir bien, de las cuales reconoce tres tipos[1]:
Capacidades básicas: Son las habilidades innatas de las personas, que constituyen la base para desarrollar capacidades más avanzadas.
Capacidades internas: Son las capacidades que se desarrollan a través de la educación y la capacitación, como la razón práctica y la imaginación.
Capacidades combinadas: Surgen de la relación entre las capacidades internas y las condiciones externas, como las libertades, oportunidades y recursos disponibles en el entorno social y material
Las instituciones públicas, como el sistema educativo y los medios de comunicación, juegan un papel crucial en el desarrollo de las capacidades humanas primordiales en la promoción del bienestar social, aunado a la importancia de las emociones en el razonamiento ético, pues para alcanzar dicho bienestar es necesario tanto de la disposición y voluntades propias del individuo, así como su interacción con el otro y las formas estructurales a nivel político, económico y social que permitan estas interacciones de manera efectiva. De ser así existen algunas capacidades centrales que se priorizan sobre otras, pues su impacto es mucho más significativo en la búsqueda de una vida buena, aquellas son:
Vida: La capacidad de vivir una vida humana de longitud normal y que la vida no quede tan mermada que no merezca la pena vivirse.
Salud física: La capacidad de tener cuerpo saludable en términos de reproducción, alimento, vivienda, etc.
Integridad física: La capacidad de mantener la integridad corporal (protección ante la violencia, la tortura y el daño) y mantener libertad de movilización.
Sentidos, imaginación y pensamiento: Respeto a la sensibilidad de un modo verdaderamente humano: Para la autora de gran importancia su cultivo por medio de la educación. También la capacidad de tener experiencias placenteras.
Emociones: La capacidad de experimentar emociones como el amor, el humor y la gratitud hacia el ser mismo, el otro o lo otro. No verse coaccionado por el miedo o la ansiedad.
Razón práctica: La capacidad de formar una concepción del bien y planificar la propia vida.
Afiliación: La capacidad de relacionarse con otros seres humanos con la diversidad de creencias, ideas y prácticas. Así como de participación en términos sociales.
Otras especies: Poder vivir una relación próxima y respetuosa con los animales, las plantas y el mundo natural.
Juego: Poder reír, jugar y disfrutar de actividades recreativas
Control sobre el propio entorno: La capacidad de tomar decisiones por uno mismo y de ser uno mismo en el sentido político y privado.
Si bien podemos adoptar aspectos valiosos en el sentido kantiano de pensar a cada persona como un fin en sí mismo, el enfoque de las capacidades o también llamado del desarrollo humano plantea una visión evolucionada de los planteamientos de libertad propuestos en la modernidad, transitando desde una esquematización de un mundo hipotético desde meta categorías a la postulación de criterios específicos de apelación al cambio en la práctica política para situaciones determinadasreconociendo la importancia de no sacrificar una capacidad por otra y destacando la necesidad de considerar las diferencias entre las naciones al fijar un umbral de capacidades, contemplando que para ejercer la libertad misma dentro de un estado, o contrato social, es necesario establecer estructuras, políticas, económicas y culturales que lo permitan, que no lo dificulten o que segreguen estas libertades en grupos particulares. Aun así, aunque este enfoque se basa en la idea de que cada persona es merecedora de una vida digna, independientemente de la comunidad en la que viva pensando al humano en un sentido ético de igualdad en la capacidad de actuar, decidir y construir historia. Su propensión para atender a la individualidad humana en lugar de agrupar a las personas en categorías abstractas lo que desvanece su concepción sustancial, puede presentar inconvenientes en su aplicación.
¿Cómo puede el enfoque de las capacidades abordar el desafío de la desigualdad en las sociedades democráticas y promover el desarrollo humano en contextos de pobreza y exclusión social?
¿Es válido suponer que la potenciación de capacidades individuales mejora prospectivamente el bienestar colectivo de una sociedad?
Algún etéreo vacío que me queda en la evaluación de este enfoque en un sentido político y ético, es la perspectiva de comunidad, que no evidencia pensada sistemáticamente tal vez por descuido o por intención de pensar en un sentido cartesiano desde lo más simple (el individuo) a lo complejo (el estado) desde un sentido nominal, así pues, este enfoque podría no considerar adecuadamente las relaciones y acuerdos sociales como componentes directos del bienestar, relegándolos a meros instrumentos para alcanzar la complacencia personal. Desconociendo algunas circunstancias propias de lo social como las injusticias epistémicas en las cuales la persona como individuos ni si quiera acceden al concepto de vivir bien, pareciendo intuitivo, porque su entorno directo no lo precisa, y de esta forma desconocer ciertamente que capacidades tiene o necesita para alcanzarla.
Para finalizar pensando en la edificación de una teoría de la justicia que pudiera nacer de este enfoque se plantea la necesidad de integrar de manera más coherente los bienes colectivos en la evaluación del bienestar, no solo como componentes de las libertades sustantivas de las personas. Así desde las instituciones las capacidades centrales se pueden promover a través de políticas públicas identificando y priorizando aquellas capacidades que sean más fértiles y que ayuden a eliminar desventajas corrosivas. Es importante que todas las personas alcancen un umbral mínimo en todas las capacidades, sin excepción, y que se asignen recursos de manera estratégica para lograrlo.
El problema radica fundamentalmente en la perspectiva de bienestar y con ella de capacidad que posean las personas en los contextos determinados, pues si bien podemos aludir según Sen que hacen referencia a desarrollo y libertad, bien pudieran tener concepciones semánticas variables estos dos conceptos. Así pues, a la pregunta que es lo que podemos hacer o ser en un territorio especifico en medio de interacciones sociales, espaciales, culturales y económicos en armonía con otras especies y el entorno mismo quedaría delimitado a las nociones que intersubjetivamente se construyen en una sociedad, nociones que eventualmente pueden estar teñidas de ideologías o intereses particulares de quienes promueven el enfoque mismo.
[1] Martha C. Nussbaum (2012). Crear capacidades: propuesta para el desarrollo humano. Barcelona: Paidós.
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